Un santo sufí partió en peregrinación hacia La Meca. Al llegar a las inmediaciones de la ciudad, se tendió junto al camino, agotado por el viaje. Apenas se había dormido cuando fue bruscamente despertado por un airado peregrino:
— ¡En este momento en que todos los creyentes inclinan su cabeza hacia La Meca, se te ocurre a ti apuntar con tus pies hacia el sagrado lugar! ¿Qué clase de musulmán eres?
El sufí no se movió; se limitó a abrir los ojos y a decir:
— Hermano, ¿querrías hacerme el favor de colocar mis pies de manera que no apunten hacia el Señor?
Cuento de la tradición sufí, tomado de “La oración de la rana”, de Anthony de Mello
martes, 9 de diciembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario