Un hombre muy rico se escandalizó al ver a un pescador tranquilamente recostado contra su barca y fumando una pipa.
— ¿Por qué no has salido a pescar? — le preguntó.
— Porque ya he pescado bastante por hoy — respondió el pescador.
— ¿Y por qué no pescas más de lo que necesitas? — insistió el hombre.
— ¿Y qué voy a hacer con eso? — preguntó a su vez el pescador.
— Ganarías más dinero — fue la respuesta —. De ese modo podrías ponerle un motor a tu barca. Entonces podrías ir a aguas más profundas y pescar más peces. Entonces ganarías lo suficiente para comprarte unas redes de nylon, con las que obtendrías más peces y más dinero. Pronto ganarías para tener dos barcas... y hasta una verdadera flota. Entonces serías tan rico como yo.
— ¿Y qué haría entonces? — preguntó de nuevo el pescador.
— Podrías sentarte y disfrutar de la vida —respondió el hombre.
— ¿Y qué crees que estoy haciendo en este preciso momento? — dijo sonriendo el pescador.
Cuento de origen desconocido
lunes, 15 de diciembre de 2008
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