Había una vez un rey cuyo poder se extendía sobre el mundo entero y a quien le gustaba rodearse de hombres sabios. Cierto día, les dijo:
— Ha surgido un extraño deseo en mi corazón. Quiero que fabriquen para mí un anillo de tal clase que, al verlo, me ponga alegre si estoy triste y me entristezca si estoy alegre.
Los sabios deliberaron durante muchos días y noches sin encontrar la solución al curioso pedido del rey. Una tarde, estaban discutiendo la cuestión mientras tomaban té en la plaza del mercado, cuando pasó por allí un humilde herrero que escuchó sus palabras.
— Señores, disculpadme la intromisión — dijo haciendo una reverencia —, yo fabricaré el anillo que el rey desea.
— Por las herramientas que llevas, vemos que eres un simple herrero — contestaron los sabios conteniendo una sonrisa —. ¿Podrás resolver un problema que a nosotros nos ha desvelado durante días y noches?
— Mañana por la mañana, el rey tendrá su anillo — repuso el hombre.
Al día siguiente, bien temprano, el artesano se presentó en palacio y los sabios lo llevaron ante la presencia del rey. Una vez allí, el hombre extrajo de su bolsa un anillo de hierro forjado en el cual estaban grabadas las palabras: “ESTO TAMBIEN PASARA”.
Admirado por la sabiduría del herrero, el rey lo nombró su consejero principal y lo colmó de honores.
Cuento de la tradición sufí
domingo, 7 de diciembre de 2008
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