Un samurai tenía problemas a causa de un ratón que merodeaba por su casa.
Alguien le dijo: “Necesitas un gato”. Entonces, buscó uno en el vecindario y lo llevó a su vivienda.
Era un felino impresionante, hermoso y fuerte. Pero el ratón era más astuto que el gato y se burlaba de su fuerza.
Por lo tanto, el samurai adoptó un segundo gato, mucho más listo que el primero. Desconfiado, el ratón sólo aparecía cuando aquél se dormía.
Entonces, le trajeron al samurai el gato de un templo zen. Tenía aspecto distraído, era torpe y parecía siempre soñoliento.
El samurai pensó: “No será éste el que me librará del ratón”.
Sin embargo, el gato, siempre soñoliento e indiferente, pronto dejó de inspirar precauciones al ratón, que pasaba junto a él sin hacerle caso.
Un día, súbitamente, lo atrapó de un zarpazo.
Cuento de la tradición budista zen, tomado del libro “La práctica del zen”, de Taisen Deshimaru
viernes, 19 de diciembre de 2008
El samurai y los tres gatos
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