Cierta vez, el maestro Nasrudín y su hijo emprendieron un viaje. El maestro prefirió que su hijo viajara montado en el burro y él ir caminando. En el camino encontraron a un hombre que dijo:
— ¡Miren a ese niño joven y fuerte! Así es la juventud de hoy en día. No tiene respeto por los mayores. ¡El va montado sobre el burro y hace caminar a su pobre padre!
Cuando esas personas quedaron atrás, el niño se sintió muy avergonzado e insistió en caminar y que su padre fuera montado sobre el burro.
Poco más tarde, se cruzaron con otras personas, que dijeron:
— ¡Miren eso! Ese pobre niño tiene que caminar mientras que su padre monta sobre el burro.
Cuando hubieron pasado a esas personas, Nasrudín dijo a su hijo:
— Creo que lo mejor será que los dos caminemos. Así nadie se quejará.
Continuaron su viaje, ambos caminando. Poco más tarde, se encontraron con otros, quienes dijeron:
— ¡Miren a esos tontos! ¡Ambos caminan bajo este sol ardiente y ninguno de ellos monta sobre el burro!
Ante esto, Nasrudín se volvió hacia su hijo y dijo:
— Esto sirve para demostrar qué difícil es escapar de las opiniones de las personas.
Cuento de la tradición sufí
viernes, 5 de diciembre de 2008
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