Dos monjes budistas andaban juntos por un camino embarrado mientras llovía intensamente. Al llegar a un recodo, vieron a una hermosa joven con kimono de seda, que no se animaba a cruzar un charco.
— Vamos, niña — dijo inmediatamente uno de los monjes y, levantándola en brazos, la llevó del otro lado.
El otro monje guardó silencio hasta la noche, cuando llegaron a un templo en que alojarse. Entonces, ya no se pudo contener:
— Los monjes — dijo — no nos acercamos a las mujeres, sobre todo si son jóvenes y hermosas. Es peligroso. ¿Por qué has hecho eso?
— Yo he dejado allá a la muchacha — repuso el otro — ¿Tú todavía la traes contigo?
Cuento de la tradición budista zen
miércoles, 3 de diciembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario