En un pueblito perdido en la inmensidad del Himalaya, se reunieron un asceta, un peregrino y un brahmán. Comenzaron a comentar cuánto dedicaban a Dios, cada uno de ellos, de aquellas limosnas que recibían de los fieles. El asceta dijo:
— Mirad, lo que yo acostumbro a hacer es trazar un círculo en el suelo y lanzar las monedas al aire. Las que caen dentro del círculo me las quedo para mis necesidades y las que caen fuera del círculo se las ofrendo al Divino.
Entonces, intervino el peregrino:
— Sí, también yo hago un círculo en el suelo y procedo de la misma manera. Pero, por el contrario, me quedo para mis necesidades con las monedas que caen fuera del círculo y doy al Señor las que caen dentro del mismo.
Por último habló el brahmán:
— También yo, queridos compañeros, dibujo un círculo en el suelo y lanzo las monedas al aire. Las que no caen, son para Dios y las que caen las guardo para mis necesidades.
Cuento popular hindú
jueves, 11 de diciembre de 2008
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