Había una vez una estatua, a la salida de un pueblo, que señalaba con el índice de la mano derecha. Colgado del dedo había un cartel con la inscripción “Para obtener un tesoro, golpea en este sitio”.
Su origen era desconocido pero generaciones de hombres habían golpeado el índice de la estatua con martillos, palos y toda clase de objetos. Como estaba hecha de la piedra más dura, los golpes no le hacían mella y el significado del mensaje se mantenía oculto.
Cierto día, un sabio, que permanecía absorto mirando la estatua, observó que exactamente al mediodía la sombra del dedo señalador, ignorada por siglos, marcaba un sitio en el zócalo al pie de la imagen.
Colocó una pequeña piedra para recordar el lugar, consiguió un pico y una pala, y con no poco esfuerzo hizo saltar la losa. Esta resultó ser una compuerta en el techo de una caverna subterránea que ocultaba incontables tesoros. Pero como el sabio amaba más los conocimientos que la riqueza, volvió a dejar la losa en su lugar para que otra persona tuviera la oportunidad de descifrar el misterio que él había descubierto.
Cuento de la tradición sufí
domingo, 7 de diciembre de 2008
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