El sacerdote de cierta aldea era distraído en sus oraciones por los niños que jugaban ¡unto a su ventana.
Para librarse de ellos, les gritó: “¡Hay un terrible monstruo río abajo! ¡Id corriendo allá y podréis ver cómo echa fuego por la nariz!”.
Al rato, todo el mundo en la aldea había oído hablar de la monstruosa aparición y corría hacia el río.
Cuando el sacerdote vio esto, se unió a la muchedumbre. Mientras se dirigía resoplando hacia el río, que se encontraba cuatro millas más abajo, iba pensando: “La verdad es que yo inventé la historia. Pero quién sabe si será cierta…”.
Cuento de origen desconocido
sábado, 27 de diciembre de 2008
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