El emperador, que era un budista devoto, invitó a un gran maestro de Zen al palacio para hacerle preguntas acerca del budismo.
— ¿Cuál es la verdad más alta de la santa doctrina budista? —preguntó el emperador.
— El inmenso vacío... y ni una huella de santidad —contestó el maestro.
— Si no hay santidad —dijo el emperador—, entonces ¿quién o qué es usted?
— No lo sé —contestó el maestro.
Cuento de la tradición budista zen.
domingo, 11 de octubre de 2009
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