A cierto hombre le dijeron que, si iba a una caverna de la montaña, encontraría a una anciana curandera que podría decirle, consultando un libro, el día exacto de su muerte.
Después de mucho cavilar, decidió ir a visitarla. La mujer extrajo un minúsculo libro del interior de un cráneo adornado con pedazos de espejo y le comunicó la fatal fecha: solo le quedaban dos años de vida.
El visitante lanzó un gemido de angustia. Luego, lo pensó mejor y sonrió, incrédulo.
— Anciana, ¿cómo es posible que tengas anotada en ese librito la fecha de muerte de los millones de seres humanos que pueblan la tierra?
— Hijo mío, en verdad aquí tengo escrito solo el nombre de los pocos que se atreven a consultarme.
Cuento de origen desconocido.
lunes, 26 de octubre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario