Bodhidarma, el gran patriarca del Zen, fue requerido por uno de sus discípulos para que le transmitiera enseñanzas. Bodhidarma le dijo:
— Vuélvete completamente vacío y silencioso, luego ven a verme y te instruiré.
Después de dos años, el discípulo regresó y le dijo:
— Maestro, ya estoy vacío y silencioso.
Y Bodhidarma le dijo:
— Pues ahora deshazte de ese vacío y de ese silencio.
Cuento de la tradición budista zen.
sábado, 17 de octubre de 2009
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