El rabino Joseph Caro se enfrentó, una vez, a la lectura de un pasaje muy difícil del Talmud. Luego de días y noches de arduo trabajo, logró comprender su significado.
Poco tiempo después encontró en una biblioteca, sentado en una mesa cercana, a un hombre que leía el mismo pasaje. Se trataba de un comerciante con pocas luces para el estudio de lo sagrado que, sin embargo, pareció entender sin dificultad de qué trataba el texto.
El rabino se sintió algo avergonzado por el incidente y pensó: “¿En que falla mi entendimiento del Talmud, si me cuesta tanto trabajo y este hombre simple lo comprende con tanta facilidad?”.
La respuesta a esta pregunta le llegó, a la noche siguiente, durante un sueño. En él, escuchó una voz que le decía: “Desde el momento en que el libro sagrado fue entregado a los seres humanos, nadie pudo interpretar así ese pasaje. Fue necesario tu enorme esfuerzo para hacerlo. Este esfuerzo abrió un canal hacia la comprensión humana y, desde ahora, esta verdad será de fácil acceso para todos”.
Cuento de la tradición jasídica.
sábado, 31 de julio de 2010
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