Un hombre llevaba horas viajando a pie y se sentía agotado bajo el sol implacable. Sin poder dar un paso más, se acostó a descansar bajo un árbol frondoso. El suelo estaba duro y el viajero pensó en lo agradable que sería disponer de una cama.
Casualmente, aquél era un árbol celestial de los que hacen realidad los pensamientos. Así que, instantáneamente, apareció una confortable cama. El hombre se echó sobre ella y, mientras disfrutaba del lecho, pensó en lo placentero que resultaría que una joven le diera masaje en sus piernas. Al momento, apareció una hermosa mujer que comenzó a brindarle un masaje.
Bien descansado, el viajero sintió hambre y pensó en lo grato que sería degustar una opípara comida. En el acto, aparecieron ante él los más suculentos manjares.
El hombre comió hasta saciarse y se sintió feliz. De pronto, lo asaltó un pensamiento: “¿Y si ahora me ataca un tigre?” Entonces, apareció un tigre y lo devoró.
Cuento de la tradición hindú.
lunes, 12 de julio de 2010
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