Siempre que alguien le preguntaba acerca del Zen, el gran maestro Gutei levantaba un dedo en el aire. Un muchacho de la aldea comenzó a imitar esta conducta. Cada vez que oía a la gente hablar de las enseñanzas de Gutei, interrumpía la discusión y levantaba su dedo.
Gutei supo de esa travesura y, cuando vio al bromista en la calle, lo tomó del brazo y le cortó el dedo. El muchacho gritó y comenzó a huir, pero Gutei lo llamó. Cuando el fugitivo se dio vuelta para mirar, Gutei levantó su dedo en el aire. En ese momento, el muchacho se iluminó.
Cuento de la tradición budista zen.
miércoles, 7 de julio de 2010
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