Un día, Nasrudín estaba en el techo de su casa reparando las tejas cuando un vecino golpeó a su puerta.
— ¿Qué quieres? —gritó el mullah desde las alturas.
— Baja y te lo diré.
Nasrudín descendió trabajosamente por una precaria escalera y, una vez abajo, volvió a preguntar:
— ¿Qué quieres?
— ¿Podrías prestarme dinero?
El mullah suspiró y le dijo:
— Sube conmigo al techo y te daré la respuesta.
Ambos subieron al tejado y, una vez allí, Nasrudín dijo:
— La respuesta es no.
Cuento de la tradición sufí.
domingo, 1 de agosto de 2010
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