Cierta vez, un hombre ganó trescientas onzas de plata, una cantidad tan grande que no sabía donde guardarlas. No tuvo mejor idea que hacer un agujero en el jardín y enterrarlas, poniendo un letrero que decía “Aquí no hay trescientas onzas de plata”.
Su vecino, llamado Wang, se extrañó del comportamiento nervioso del hombre y, una tarde en que éste se había ausentado, entró en su jardín, desenterró la plata y dejó un letrero que decía: “Wang no se las llevó”.
Cuento popular chino.
martes, 22 de junio de 2010
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