Se cuenta que, una vez, llegó ante un rabino cierta persona que se jactaba de su abolengo familiar y de sus antepasados. El religioso, luego de escucharla durante un rato, la miró fijamente a los ojos y le dijo:
— ¿Sabe cuál es la diferencia entre usted y yo? Que mientras que con usted, aparentemente, el abolengo de su familia se termina, el mío, con la ayuda de Dios, recién empieza...
Cuento de la tradición jasídica.
miércoles, 23 de junio de 2010
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