Un célebre espadachín, que se decía adepto al zen, fue al encuentro del maestro Dukuon y le dijo, no sin un leve aire de triunfo:
— Debes saber que todo lo que existe es el vacío. He descubierto que mi rival y yo somos uno mismo.
El maestro lo escuchó un momento en silencio, luego tomó su pipa y lo golpeó con fuerza en el cráneo. Al instante, el hombre desenvainó su sable, enfurecido.
— Vaya —dijo Dukuon, imperturbable—. Parece que el vacío monta rápidamente en cólera.
Cuento de la tradición budista zen.
sábado, 12 de junio de 2010
La naturaleza del vacío
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