Un hombre le pidió a Nasrudín dinero en préstamo. El mullah pensó que no lo recobraría jamás, pero de todas maneras se lo dio. Para su sorpresa, el hombre no tardó en devolverle el préstamo. Nasrudín se quedó pensativo.
Algún tiempo después, el mismo hombre le pidió nuevamente dinero prestado diciéndole:
— Tú sabes que yo cumplo, pues te he devuelto tu préstamo la vez anterior.
— Esta vez no, bribón —rugió Nasrudín—. Me engañaste la vez pasada cuando creí que no me lo devolverías. No te saldrás con la tuya por segunda vez.
Cuento de la tradición sufí.
domingo, 4 de abril de 2010
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