Un día, mientras deambulaba por un mercado, el monje Banzan oyó, delante del puesto de un carnicero, a un cliente que pedía el mejor pedazo de carne.
— En mi establecimiento —respondió el carnicero—, cada pedazo de carne es el mejor. No podrás encontrar uno solo que no lo sea.
La respuesta del carnicero iluminó a Banzan.
Cuento de la tradición budista zen.
lunes, 12 de abril de 2010
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