Cierto pueblo de la India se había hecho célebre porque uno de sus habitantes llevaba ininterrumpidamente dormido más de un cuarto de siglo. La gente que pasaba por allí, siempre se detenía a contemplar al durmiente.
— ¿A qué se deberá este fenómeno? —se preguntaban los visitantes.
En las cercanías de la localidad vivía un eremita que pasaba el día en profunda contemplación y no quería ser molestado. Pero había adquirido fama de saber leer los pensamientos ajenos. El alcalde mismo fue a visitarlo y le rogó que fuera a ver al durmiente por si lograba saber la causa de tan largo y profundo sueño.
El eremita aceptó colaborar en el esclarecimiento del hecho. Fue al pueblo y se sentó junto al durmiente. Se concentró profundamente y empezó a conducir su mente hacia las regiones clarividentes de la conciencia. Introdujo su energía mental en el cerebro del durmiente y se conectó con él.
Minutos después, el eremita volvió a su estado ordinario de conciencia. Todo el pueblo se había reunido para escucharlo. Con voz pausada, explicó:
— Amigos, he llegado hasta la concavidad central del cerebro de este hombre. También he penetrado en el recinto de su corazón. He buscado la causa de su dormir y la he hallado. Este hombre sueña continuamente que está despierto y, por tanto, no se propone despertar.
Cuento de la tradición hindú.
viernes, 9 de abril de 2010
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