Una vez, el maestro zen Dariryo fue invitado a una fiesta en la casa de un rico propietario. Muchos otros monjes budistas estaban también presentes y
alguien de la casa decidió gastarles una broma. A todos ellos se les sirvió pescado fresco, que les estaba prohibido comer. Los monjes se abstuvieron de hacerlo, excepto Dariryo, quien se lo comió todo como si no supiera lo que era. Uno de los monjes, disimuladamente, le tiró de la manga y le dijo:
— Maestro eso es pescado fresco.
Dariryo miró al monje y replicó:
— Bueno, ¿y cómo sabes tú que es pescado fresco?
Cuento de la tradición budista zen.
viernes, 8 de enero de 2010
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