Al contrario que su instructor Genro, que lo precedió, el maestro zen Fugai era extraordinariamente cálido y amable. El maestro Tanzan, por el contrario, era brusco y temperamental, más parecido a Genro.
Cuando Tanzan encontró por primera vez a Fugai, tomó la suave gentileza del maestro como un signo de debilidad y lo censuró interiormente. Percibiéndolo, Fugai planteó de pronto una cuestión tan aguda que Tanzan empezó a transpirar con todo su cuerpo, completamente perdido y buscando algo que decir. Entonces, Tanzan reconoció la maestría sin trabas de Fugai y se convirtió en un verdadero discípulo.
Cuento de la tradición budista zen.
lunes, 11 de enero de 2010
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