Un filósofo llegó un día al taller de un zapatero remendón con unos zapatos gastados y le dijo:
— Por favor, remiéndalos.
— Ahora estoy ocupado con otros zapatos —respondió el hombre—. Pero deja los tuyos ahí y usa este otro par por hoy.
— No uso zapatos que no son míos —protestó indignado el cliente.
— ¿Eres un filósofo y no puedes calzarte los zapatos de otro hombre? Al final de esta calle hay otro remendón que comprende a los filósofos mejor que yo. Recurre a él para hacer el trabajo.
Cuento de Gibran Khalil Gibran.
viernes, 22 de enero de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario