— Ay —dijo el ratón—, el mundo se está haciendo más chiquito cada día. Al principio era tan grande que yo tenía miedo, corría y corría, y me alegraba cuando al fin veía paredes a lo lejos a diestra y siniestra, pero estas largas paredes se han achicado tanto que ya estoy en la última cámara, y ahí en la esquina está la trampa a la cual yo debo caer.
— Solamente tienes que cambiar tu dirección —dijo el gato, y se lo comió.
Cuento de Franz Kafka.
miércoles, 18 de noviembre de 2009
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