— Hui Zi está siempre usando parábolas —se quejó alguien al príncipe de Liang—. Si Su Majestad le prohíbe hablar en parábolas, no sabrá explicarse con claridad.
El príncipe asintió y, al día siguiente, le dijo a Hui Zi:
— Desde ahora, haga el favor de hablar de manera directa, y no en parábolas.
— Supongamos que hay un hombre que no sabe lo que es la catapulta — replicó Hui Zi—. Si pregunta cómo es y Su Alteza le dice que una catapulta es como una catapulta, ¿comprenderá él lo que Su Alteza quiere decir?
— ¡Claro que no! —respondió el príncipe.
— Pero supongamos que Su Alteza le dice que una catapulta es como un arco y que su cuerda está hecha de bambú, ¿no lo comprenderá mejor?
— Sí, será mucho más claro —admitió el príncipe.
— Comparamos algo que un hombre ignora con algo que conoce para ayudarlo a comprender —dijo Hui Zi—. Si no me permite usar parábolas, ¿cómo puedo aclararle las cosas a Su Alteza?
El príncipe convino en que Hui Zi tenía razón.
Cuento tomado de “El jardín de las anécdotas”, de Shuo Yuan.
lunes, 23 de noviembre de 2009
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