Mamiya llegó a ser un celebérrimo maestro zen, pero para ello tuvo que aprender el Zen con mucho esfuerzo.
Cuando era discípulo, su maestro le pidió que explicara el sonido del aplauso con una sola mano. Mamiya se entregó a ello con toda su alma, ayunando y robando horas al sueño para dar con la respuesta correcta. Pero su maestro nunca quedaba satisfecho. Un día llegó incluso a decirle:
— No trabajas lo suficiente. Te gusta demasiado la vida cómoda y estás demasiado apegado a las cosas placenteras de la vida; incluso demasiado apegado al deseo de dar con la respuesta lo antes posible. Más te valdría morirte.
La siguiente vez que Mamiya se vio delante del maestro, hizo algo notable: cuando el maestro le pidió que explicara el sonido del aplauso con una sola mano, él cayó al suelo y se quedó inmóvil, como si hubiera muerto.
El maestro le dijo:
— Muy bien. De modo que te has muerto... Pero, ¿qué me dices del sonido del aplauso con una sola mano?
Cuento de la tradición budista zen.
domingo, 29 de noviembre de 2009
El aplauso de una sola mano
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1 comentario:
¿y qué paso con los cuento? ¿vacaciones?
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