Cierto día, mientras Nasrudín trabajaba en su granja, una espina penetró su pie. Increíblemente él dijo:
— ¡Gracias Dios mío, gracias! ¡Es una bendición que el día de hoy no estuviese con mis zapatos nuevos!
Cuento de la tradición sufí.
jueves, 12 de noviembre de 2009
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