Un anciano beduino llegó a cumplir ciento cuatro años. El diario más importante del país envió un periodista a entrevistarlo.
— ¿Como hizo usted para llegar a esa edad tan avanzada? —preguntó el periodista.
—Estoy convencido —contestó el beduino— de que mi larga vida se debe a que nunca discuto con nadie.
— ¡Vamos! —contestó incrédulo el periodista—. ¡No va a tratar de hacerme creer eso!
— Entonces debo estar equivocado —dijo el anciano—. Debe ser por alguna otra razón.
Cuento de origen desconocido.
viernes, 20 de noviembre de 2009
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