— A pesar de lo que digan, la idea de un cielo habitado por Caballos y presidido por un Dios con figura equina repugna al buen gusto y a la lógica más elemental —razonaba los otros días el caballo.
— Todo el mundo sabe —continuaba en su razonamiento— que si los Caballos fuéramos capaces de imaginar a Dios, lo imaginaríamos en forma de Jinete.
Cuento de Augusto Monterroso.
jueves, 5 de noviembre de 2009
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