El hijo de Pilar y Daniel Weinberg fue bautizado en la costanera. Y en el bautismo le enseñaron lo sagrado.
Recibió una caracola:
—Para que aprendas a amar el agua.
Abrieron la jaula de un pájaro preso:
—Para que aprendas a amar el aire.
Le dieron una flor de malvón.
—Para que aprendas a amar la tierra.
Y también le dieron una botella cerrada:
—No la abras, nunca. Para que aprendas a amar el misterio.
Cuento de Eduardo Galeano.
domingo, 27 de marzo de 2011
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