Hace mucho tiempo, cuando el mundo era muy joven, el búfalo no tenía joroba. Él obtuvo su joroba un verano por su crueldad con los pájaros.
Al búfalo le gustaba correr por las praderas por placer. Los zorros corrían delante de él y avisaban a los animales pequeños que su jefe, el búfalo, venía.
Un día cuando el búfalo corría por las praderas, se dirigió hacia donde viven los pequeños pájaros que anidan en el suelo. Éstos les avisaron al búfalo y a los zorros que iban en dirección a sus moradas, pero nadie les prestó atención. El búfalo, corrió y pisoteó bajo sus pesadas patas los nidos de los pájaros. Incluso, cuando los escuchó llorar, siguió corriendo sin parar.
Nadie sabía que el dios Nanabozho estaba cerca. Pero él se enteró de la desgracia sucedida con los pájaros y sintió pena por ellos. Corrió, se plantó delante del búfalo y los zorros y los hizo parar. Con su bastón golpeó fuertemente al búfalo en el lomo. Éste, temiendo recibir otro golpe, escondió la cabeza entre sus hombros. Pero Nanabozho solamente dijo:
—Tú, a partir hoy, siempre llevarás una joroba. Y tendrás la cabeza gacha por vergüenza.
Los zorros corrieron para escapar de Nanabozho, escarbaron agujeros en el suelo y se escondieron dentro. Pero Nanabozho los encontró y los castigó:
—Por ser crueles con los pájaros, siempre vivirán en el frío suelo.
Desde entonces, los zorros hacen sus madrigueras en agujeros del suelo y los búfalos tienen joroba.
Leyenda chippewa.
sábado, 5 de marzo de 2011
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