Dos discípulos de Confucio salieron a caminar por una aldea en la provincia Xian. Poco a poco se alejaron del pueblo por un caminito que llevaba al cementerio.
—Debe haber fantasmas por aquí, mejor regresemos —dijo uno temeroso
Justo en ese momento, un señor de edad, bien vestido y con bastón, apareció y los saludó. Se sentaron los tres debajo de un árbol. El anciano les dijo:
—Ustedes ¿qué opinan de la existencia de los fantasmas?
Conversaron acerca de los fantasmas, sobre el moralismo y sobre las energías yin y yang. El anciano habló con palabras bien elegidas y los dos discípulos lo admiraron por su erudición. No preguntaron su nombre.
Cuando una hora después pasaba por el camino un vehículo tirado por búfalos, el viejo se puso de pie y arregló su traje diciendo:
—Me sentía muy solo en el otro mundo. Si hubieran negado la existencia de los fantasmas, no habría podido hablar con ustedes esta noche. ¡Gracias!
Así, dejando atónitos a los dos discípulos, desapareció.
Cuento popular chino.
miércoles, 9 de marzo de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario