Subhuti era un discípulo de Buda capaz de entender la potencia del vacío, el punto de vista de que nada existe excepto en relación de subjetividad y objetividad.
Un día, Subhuti, en un estado de vacío sublime, se hallaba sentado bajo un árbol y comenzaron a caer flores sobre él.
— Estamos alabando tu discurso sobre el vacío —le susurraron los dioses.
— Pero yo no he hablado de él —dijo Subhuti.
— No has hablado del vacío; no hemos oído el vacío —respondieron los dioses—. Eso es verdadero vacío.
Y las flores continuaron cayendo sobre Subhuti, en forma de lluvia.
Cuento de la tradición budista zen.
lunes, 6 de septiembre de 2010
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