El vecino de Nasrudín le pidió prestada su cuerda de colgar ropa.
— Lo lamento —dijo el mullah—, pero la estoy usando para secar harina.
— ¿Cómo diablos puedes secar harina en una cuerda de colgar ropa?
— Es menos difícil de lo que imaginas cuando no la quieres prestar.
Cuento de la tradición sufí.
domingo, 19 de septiembre de 2010
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