Un tonto con cierta fortuna y escasa estatura se había hecho construir una residencia de dos pisos. Vivía generalmente en la planta baja y usaba a menudo un taburete para alcanzar cosas de los armarios y alacenas. Como era un taburete muy bajo, se veía obligado a colocarlo sobre una pila de ladrillos cuando necesitaba algo que le quedaba demasiado alto.
Harto de recurrir una y otra vez a este sistema, se le ocurrió una solución. Llamó a uno de sus criados y le ordenó que le llevara el taburete al piso de arriba. ¡Cuál fue su desagradable sorpresa cuando se sentó en el taburete y vio que su altura era insuficiente! Indignado, vociferó:
— ¡Maldición! ¡El constructor me aseguró que el piso de arriba era más alto y estoy igual de bajo!
Cuento popular chino.
sábado, 4 de septiembre de 2010
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