Un famoso médico era aficionado a la alfarería y a menudo reunía a sus pacientes para hacerles admirar sus obras. Cierto día, invitó a un maestro zen que conocía y, luego de admirar una pequeña vasija, los asistentes se reunieron en torno a él para escuchar su opinión. El maestro zen los miró con gesto serio y dijo:
— Si alguno de ustedes cae enfermo, les aconsejo que nunca llamen a este hombre. Debe ser un médico abominable.
En medio de un silencio mortal, un anciano preguntó:
— Pero, ¿por qué?
— Porque su corazón no está en la medicina. Este doctor sólo colecciona pacientes para mostrarles sus alfarerías, que además apenas si son aceptables.
El golpe fue tan duro para el médico que en el acto perdió la vanidad artística que alteraba sus cualidades médicas.
Cuento de la tradición budista zen.
domingo, 12 de septiembre de 2010
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