En lo profundo de un bosque exuberante se encontraban un abeto muy alto y una zarza retorcida y espinosa. Cierto día, el árbol le dijo a la zarza:
— Oye, si pudieras elegir, ¿no preferirías ser alta y recta como yo?
— No —dijo el arbusto—. Me siento orgullosa de ser como soy. Además, el día que vengan los leñadores al bosque, ¿no preferirás ser una zarza?
Fábula de Esopo.
sábado, 18 de septiembre de 2010
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