Un mercader, que llevaba varios rollos de tela de algodón sobre sus hombros, se detuvo a descansar a la sombra de un gran Buda de piedra. El sueño lo venció y, al despertar, encontró que su mercancía había desaparecido. De inmediato informó del asunto a la policía.
Un juez llamado Óoka se hizo cargo de la investigación y concluyó:
— El Buda ha robado los rollos. No ha cumplido su sagrado deber de cuidar a las personas y debe ser arrestado.
La policía detuvo el Buda de piedra y lo llevó a la corte. Una multitud ruidosa siguió a la estatua, curiosa por saber qué clase de sentencia le impondría el juez.
Cuando O-oka apareció en su estrado, reprendió al público.
— ¿Qué derecho tienen a comparecer ante este tribunal riendo y bromeando? Han cometido desacato y son pasibles de multa y prisión.
La gente se apresuró a pedir disculpas pero el juez agregó:
— Les impondré una multa, pero voy a perdonarla siempre y cuando cada uno de ustedes traiga un rollo de tela de algodón al tribunal dentro de tres días. Quien no lo haga, será arrestado.
Por supuesto, uno de esos rollos fue rápidamente reconocido como suyo por el comerciante y el ladrón quedó en evidencia. El mercader recuperó sus bienes y las piezas de tela fueron devueltas a sus dueños..
Cuento de la tradición budista.
miércoles, 10 de febrero de 2010
El arresto del Buda de piedra
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