Una mujer casada con un hombre bebedor decidió llevarlo a visitar a un hombre sabio para convencerlo de que dejara la bebida.
Una vez ante su presencia, el sabio puso sobre la mesa dos vasos diciendo:
— Observa atentamente. Uno de los vasos tiene agua y el otro tiene alcohol. Verás lo que ocurre.
En ese momento, tomó un gusano y lo metió en el vaso con agua. El animalito nadó tranquilamente de un lado a otro. Después, sacó el gusano del agua y lo introdujo en el alcohol, donde al cabo de un rato estaba desintegrado.
— ¿Qué te parece? — preguntó el sabio al bebedor —. ¿Has visto los efectos que produce el alcohol?
— Desde luego, señor — respondió el aludido —, y le estoy muy agradecido. Ahora sé que nunca me harán mal los gusanos.
Cuento tomado de “Los 120 mejores cuentos de las tradiciones espirituales de Oriente”, de Ramiro Calle y Sebastián Vázquez.
jueves, 18 de junio de 2009
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