— ¿No puedes hacer algo con respecto a ese reloj, mullah Nasrudín?
— ¿Qué?
— Bueno, nunca está bien; nunca marca la hora correcta... Cualquier cosa que hicieras sería una mejora al respecto.
Nasrudín tomó un martillo, lo golpeó con él y el reloj se detuvo.
— Tienes razón, ¿sabes? — dijo —. Esto realmente constituye una mejora.
— Yo no quise decir literalmente cualquier cosa. ¿Cómo puede estar mejor ahora que antes?
— Bueno, verás, antes de que yo lo golpeara nunca estaba correcto. Ahora está correcto dos veces al día, ¿no es verdad?
Cuento de la tradición sufí.
domingo, 31 de mayo de 2009
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