En una casa humilde vivía un hombre con su mujer, su padre anciano y su hijo, que todavía era un bebé. El viejo padre estaba demasiado débil para trabajar. Entonces, el hombre decidió sacarlo de la casa y dejarlo abandonado en la calle, ya que era una boca más para alimentar.
La esposa intentó interceder en favor del anciano, pero fue en vano.
— Por lo menos, dale una manta — dijo ella.
— No. Le daré la mitad de una manta, con eso es suficiente.
La esposa le suplicó y, finalmente, consiguió convencerlo de que le diese la manta entera. De pronto, en el momento en que el viejo estaba a punto de salir llorando de la casa, se oyó la voz del bebé en la cuna.
— ¡No! ¡No le des la manta entera! Dale sólo la mitad.
— ¿Por qué? — preguntó el padre, sorprendido de que el bebé hablara.
— Porque — contestó el bebé — yo necesitaré la otra mitad para dártela el día que te eche de aquí.
Cuento popular irlandés
domingo, 10 de mayo de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
Durísimo y aleccionador, como siempre.
De dónde sacás estas perlitas amiga ???
BESOS
Sil, las he coleccionado durante años tomándolas de libros, de internet y de la transmisión oral. Gracias por tus comentarios.
Cariños,
Graciela
Hermoso cuento con un final de múltiples lecciones.
Un abrazo.
¡Genial, simple y real!
Isa
Publicar un comentario