Un sabio forastero llegó a Aksehir. Deseaba desafiar al hombre más docto de la ciudad y le presentaron a Nasrudín. Entonces, el sabio trazó un círculo en el suelo con un palo. Nasrudín tomó el mismo palo y dividió el círculo en dos partes iguales. El sabio trazó otra línea vertical para dividirlo en cuatro partes iguales. Nasrudín hizo un gesto como si tomara las tres partes para sí y dejara la cuarta para el otro. El sabio sacudió la mano hacia el suelo. Nasrudín hizo lo contrario.
Se acabó la competencia y el sabio explicó:
— ¡Este señor es increíble! Le dije que el mundo es redondo, me contestó que el ecuador terrestre pasa por el medio. Lo dividí en cuatro partes y me dijo: "Las tres partes son de agua, la cuarta es de tierra". Le pregunté: "¿Por qué llueve?". Me contestó: "El agua se evapora, sube al cielo y se convierte en nubes".
Los ciudadanos deseaban conocer la versión de Nasrudín y éste les contó:
— ¡Qué tipo más glotón! Me dijo: "Si tuviéramos una bandeja de dulce de hojaldre…". Yo le dije: "La mitad sería para mí". Me preguntó: "¿Y si la dividiéramos en cuatro partes?". Yo le contesté.: "Me comería las tres partes". Me propuso: "¿Y si le echáramos pistachos molidos?". Yo le dije: "Buena idea, pero se necesita un fuego alto”. Se dio por vencido y se fue...".
Cuento de la tradición sufí.
lunes, 4 de mayo de 2009
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2 comentarios:
Todo en la vida tiene segundas lecturas...jajajaja.
Buenísimo.
UN GRAN ABRAZO.
Hola, Graciela. Llegué aquí por casualidad pero me gustó lo que vi y quiero quedarme. Un saludo y una felicitación.
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