El mulá Nasrudín iba vestido con una túnica harapienta y sucia. El gobernante lo increpó:
— ¿Cómo te atreves a presentarte ante mí en ese estado de suciedad? ¿Es que no te da vergüenza?
— Siempre estoy relativamente limpio — contestó Nasrudín —. En mi alforja guardo otra túnica y me la pondré cuando la que visto ahora esté más sucia que ésta.
— Pero, ¿cuándo las lavas?
— Nunca. Cada vez que la túnica que estoy usando está más sucia que la llevo en mi alforja, me la cambio. ¡Siempre estoy relativamente limpio!
Cuento de la tradición sufí.
domingo, 24 de mayo de 2009
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