Un sultán soñó que había perdido todos los dientes. Al despertar, mandó llamar a un sabio para que interpretase su sueño.
— ¡Qué desgracia, mi señor! — exclamó el sabio — ¡Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad! — ¡Qué insolencia! — gritó el sultán enfurecido —. ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí!
El soberano llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos. Más tarde, pidió que le trajesen a otro sabio y le contó lo que había soñado. Este, después de escuchar al sultán con atención, le dijo:
— ¡Excelso señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobreviviréis a todos vuestros parientes.
Se iluminó el semblante del sultán con una gran sonrisa y ordenó que le dieran al sabio cien monedas de oro. Cuando éste salía del palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado:
— ¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer sabio. No entiendo por qué al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro.
— Recuerda bien, amigo mío — respondió el segundo sabio —, que todo depende de la manera de decir la verdad.
Cuento popular árabe.
martes, 19 de mayo de 2009
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1 comentario:
Gran Graciela Pérez Aguilar: estos cuentos me vienen como anillo al dedo para un micro de radio que estoy re-armando¡Gracias!
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