Un vecino de Nasrudín fue a visitarlo.
— Mullah, necesito que me preste su burro.
— Lo lamento — dijo el mullah —, pero ya lo he prestado.
No bien terminó de hablar, el burro rebuznó. El sonido provenía del establo de Nasrudín.
— Pero, mullah, puedo oír al burro que rebuzna ahí dentro.
Mientras le cerraba la puerta en la cara, Nasrudín replicó con dignidad:
— Un hombre que cree en la palabra de un burro más que en la mía no merece que le preste nada.
Cuento de la tradición sufí
miércoles, 4 de marzo de 2009
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2 comentarios:
Me he reído con el cuento de hoy!!
Pero hay una gran mayoría que cree en la palabra de burros, tan solo por oírlos rebuznar...
Y no es que quiero mezclar política en ésto eh...
Un beso.
En este caso "Escuchar para creer"...
Buenísimo...
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