Le pidieron cierta vez a un rabí, cuyo abuelo había sido discípulo del Baal Shem, que relatara un cuento sobre su maestro.
— Un cuento — dijo — debe ser contado de tal manera que se convierta en una ayuda por sí mismo — Y continuó —.Mi abuelo era cojo. Una vez le pidieron que refiriera un cuento y él describió cómo el santo Baal Shem acostumbraba saltar y bailar mientras oraba. Mi abuelo, transportado por sus propias palabras, se puso de pie y comenzó a brincar y a danzar como lo hacía su maestro. Y desde ese momento se curó de su cojera para siempre. ¡Es así como un cuento debe ser contado!
Cuento de la tradición jasídica
sábado, 21 de marzo de 2009
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3 comentarios:
Tienes razón :)
Son así como tus cuentos son contados.
ABRAZOS.
¡Qué bueno! Se lo llevo a mis Abuelas Cuentacuentos ni bien salga de algo familiar que me preocupa
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