En un lejano país existió hace muchos años una oveja negra. Fue fusilada.
Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque.
Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura.
Cuento de Augusto Monterroso
sábado, 14 de marzo de 2009
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1 comentario:
No sé que poner que fuera original.
Adoro este BLOG.
Exijo su eterna continuidad.
Te felicito y besos...
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