El Maestro solía decir que sólo el silencio conducía a la transformación. Pero nadie conseguía convencerlo de que definiera en qué consistía el silencio. Cuando alguien lo intentaba, él sonreía y se tocaba los labios con el dedo índice, lo cual no hacía más que acrecentar la perplejidad de sus discípulos.
Pero un día se logró dar un paso importante cuando uno le preguntó:" ¿Y cómo puede alguien llegar a ese silencio del que tú hablas?".
El Maestro respondió algo tan simple que sus discípulos se quedaron mirándolo, buscando en su rostro algún indicio que les hiciera ver que bromeaba.
Pero no bromeaba. Y esto fue lo que dijo: "Estéis donde estéis, mirad incluso cuando aparentemente no hay nada que ver y escuchad aun cuando parezca que todo está callado".
Cuento de la tradición budista zen
sábado, 7 de marzo de 2009
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1 comentario:
Alerta constante.
Esa es mi conclusión de hoy con tu cuento.
Perdón por interpretar, pero creo que hay algo de ese objetivo en la publicación de estas obras, o sea, obligarnos a la reflexión.-
Un abrazo.
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